Posted by Findûriel in , | 16.11.10 12 comments
FOREWORD

Lo primero que quería reseñar en esta crónica es que nunca había viajado al extranjero, si obviamos un viaje a Portugal en el que volvimos cargadas de toallas. Uno de mis sueños era coger un avión y saltar una 'frontera' para ir al extranjero, y ya que fue a la pérfida Albión, mejor que mejor.
Este viaje me lo ha regalado mi chico, y estaba enclavado en el centro de las vacaciones de un mes que me correspondían en la empresa. Ha sido un viaje emocionante y entrañable a partes iguales, aunque un catarro más fuerte de lo normal me impidiera disfrutarlo a tope. Caminar más de diez minutos para mí era un suplicio, me ahogaba y me ponía fatal. Me he pasado el viaje colgando del brazo de mi novio y teniendo que decir que 'no' a muchas cosas que tenía pensado ver. Tampoco es que nos planteáramos el viaje en plan 'tenemos que ver esto, esto otro, el Big Ben, la Torre de Londres, desayuno británico, el cambio de guardia, etc etc'. Nos lo planteamos más como nuestra primera toma de contacto con Inglaterra.

LONDON CALLING

Nos presentamos en el aeropuerto de Palma a mediodía. Volábamos con EasyJet. Primer detalle: el 90% del pasaje eran ingleses jubilados.
Enseguida se nos hizo de noche, tanto, que vimos París desde el aire y lo único que podía distinguirse era el leve brillo del Sena.
Al llegar al aeropuerto de Gatwick tomamos el shuttle (en un pasillo, curiosísimo), que en cosa de un minuto te deja en la estación de tren. Allí, compramos los billetes para el Gatwick Express (unas 15L cada uno) que, en 30 minutos, te lleva a Victoria Station, en el centro de Londres. Como dato curioso decir que aún no llevábamos el chip cambiado de España con lo que, sentándonos en el tren, pensamos que iríamos en dirección a la marcha y fuimos marcha atrás. Hay alocuciones en los vagones en al menos cinco idiomas, y pasa un asistente con un carrito ofreciendo café, snacks, té y refrescos (cosa que también veríamos en el tren a Oxford).

Cuando llegamos a Victoria Station allí nos esperaba SoniucaInLondon. Nos sería de grandísima ayuda en este breve periplo inglés. Primero nos llevó a comprar nuestras Oyster Cards (pedazo de invento, señores) y montamos en el metro.

El metro de Londres es como Nobby Nobbs: impredecible y maloliente. Impredecible porque cada vez que entras al andén, hay una voz informando de que pasa algo: un descarrilamiento, una avería, un incendio, un percance... yo creo que no hubo vez en que entráramos y no hubiera una voz que informara de retrasos, cortes en las líneas o incluso supresión de servicios completos. Tiene pocas líneas y es muy manejable, pero bajo la premisa de que por una misma vía pasan diferentes rutas. Y huele a pis. No siempre, pero a vaharadas.
Las estaciones son en cierto punto bonitas, abovedadas, alicatadas, con gusto antiguo. Y no hay escaleras mecánicas, bueno, sí hay, pero muy pocas. Demasiado pocas.
Sin embargo, me gustó el metro.
Para llegar a la zona donde estuvimos alojados, pasamos por la estación en la que se reencontraron dos de los miembros de Placebo y que llevó a la fundación de la banda (South Kensington), y nos bajamos del metro en Byswater.

Sí, amigos, Londres huele. Huele como a una mezcla entre té fuerte, col cocida, mantequilla recalentada y agua estancada. Es un olor pegajoso, como a caramelo de brécol. Fui incapaz de discernir qué en concreto dotaba a Londres de ese olor peculiar y fuerte, ya que cuando pensé que era el Támesis, estábamos lejos de él. Cuando pensé que era el té, olía los tés que me daban y no me lo parecía. Olí la comida, y excepto ciertos alimentos enharinados, no lo encontré. El olor me esperaba en las esquinas y me atacaba implacable, de hecho, llevaba pañuelos mentolados para quitármelo de las maltrechas fosas nasales (bendita SoniucaInLondon). Al final, colegí que era una mezcla del agua de los grifos (que no podía tener más cal porque si no no correría por las cañerías), la mantequilla para cocinar y el té hervido. Ese té oscuro y casi espeso que era demasiado agresivo para el paladar mediterráneo, pero que con leche resultaba delicioso.

Estuvimos alojados al norte de Hyde Park, muy cerca de la calle Queensway. Habíamos contratado el hotel a ciegas, confiando en la agencia de viajes. No estaba mal, lo único que nos mató (sobre todo a mí) fue que la habitación estaba en un quinto sin ascensor. 91 escalones de casa antigua con el aliento de perro que traía yo conmigo.

SoniucaInLondon nos acompañó en el hotel. Nos explicó que lo de la moqueta es muy inglés, que estaba Londres ya decorado para las navidades, y nos explicó que nos tenía una rutaza preparada para el día siguiente. Fuimos a dar un paseo por Queensway, donde prácticamente todos los locales estaban abiertos a aquellas 'altas horas'. Había locales de venta tipo bazar, supermercados y restaurantes de muy variada índole: libanés, chinos, marroquí, italiano, escocés (terminamos cenando en la cadena SteakHouse escocesa, por mi parte unas chuletillas de cordero al vino tinto que no estaban nada mal, con coliflor y ensalada), cantonés, sirio, indio, oriental genérico... Nos fuimos a la cama y, mañana sería otro día.

De ese primer día no tengo fotos, os tendréis que esperar a la siguiente entrega :)

12 comentarios:

La loca Bruja del Este dijo...

Jo solo es el principio y ya me parece una pasada, excepto lo de los olores fuertes en las calles, seguro que tener las fosas nasales medio taponadas fue un poco alivio en ese momento. Con tanta variedad de restaurantes os debía costar escoger.
Oyster Cards, ¿que es algún tipo de tarjeta para viajar con varios medios de transporte publico?.

Findûriel dijo...

La Oyster Card es como una especie de bonobús. La compras por 4 libras en cualquier estación de metro, y la cargas (nosotros pagamos íntegro un billete de 20 libras). Es de plástico duro y te viene en una funda.
En cualquier máquina de metro puedes comprobar cuánto te queda y recargarla con monedas, billetes o la tarjeta de crédito. Sale muy a cuenta, ya que con la Oyster los viajes te salen a 1,60 y te saldrían 'sueltos' a más de 3.
Lo mejor, a mi parecer, es que cuando ya no la vas a usar más la devuelves en cualquier taquilla de metro y te devuelven el importe de la tarjeta+la pasta que le quede dentro. En otras ciudades, te comes ambas cosas con patatas...

Alberto Zeal dijo...

Vayamos por partes:

- Lamento mucho que hayas hecho este alucinante viaje malita. Este viruscon no ha podido ser más inoportuno ¬¬

- Me sorprende lo de los olores. Yo he ido varias veces a Londres y jamás he notado nada (y eso que tengo buen olfato).

- ¿Tantos problemas te ha dado el metro? O_O Pues hija, qué mala suerte has tenido, porque generalmente es muy puntual y eficaz. De hecho, es una de las cosas que más me gustan de Londres (con la salvedad de su precio, claro).

- Las Oyster Cards son el mejor invento del siglo, con la excepción de Google XD

- Lo de las escaleras suena criminal. No obstante, pocos albergues y residencias que estén instalados en casas antiguas disponen de ascensores y demás. Siempre me ha parecido uno de los grandes lunares de la hostelería londinense (sobre todo si tenemos en cuenta que en menos de dos años organizan las Paraolimpiadas).

- Esa es una de las grandes virtudes de Londres: ¡puedes probar comidas de todo el mundo!

Espero ansioso la siguiente entrega y las correspondientes fotografías ^_^

Findûriel dijo...

No, el metro no nos dio problemas, excepto el día que fuimos al British que cerraron la estación que teníamos más cerca. Eso nos dio una excusa para poder recorrer Oxford St toda decorada de Navidad :)
Lo único que comentaba es que los 'percances' están a la orden del día, lo que hace del metro una aventura diaria (en el buen sentido). Esto, dicho por dos personas que han vivido allí, y por Sonia, que aún está allí :)

Estelwen Ancálimë dijo...

Vaya, me sorprende mucho lo que dices del metro y los olores. Cuando yo estuve, hace cuatro años, nunca hubo ningún incidente ni cancelación en el metro, y tampoco noté olores particulares ni en el metro ni fuera de él (y eso que estuve un mes en pleno Agosto). Lo que sí noté, y me fastidió, fue lo de las escaleras mecánicas, sobre todo porque llevaba una enooorme maleta (menos mal que hubo muchos ingleses simpáticos y educados que se ofrecieron a ayudarme ^^)

Espero con ganas la sigueinte entrega :-)

Unknown dijo...

Que pena si no has podido disfrutar a tope por el catarro... menos mal que a Londres volverás a ir muchas veces :-)

El metro de Londres mola principalmente por el mito. Yo no he vivido tantas averías pero sí lo he visto casi siempre demasiado lleno y sucio. Quizá estoy mal acostumbrado al Metro de Madrid...

Sobre las escaleras, ni la mayoría de hoteles ni el Metro están pensados para minusválidos. Supongo que es imposible en muchos casos. En el metro no hay apenas escaleras mecánicas y ascensores los hay cuando la profundidad del andén es abismal... en esos casos es casi suicida no usar el ascensor.

Queensway es fantástica. Recomiendo a todo el mundo pillar hotel en esa zona porque resulta además muy cómodo volver de ver cosas y saber que a cualquier hora vas a cenar lo que te apetezca. Además está tremendamente bien comunicado por metro, buses y tren con Heathrow.

Que recuerdos... me cogía un avión ahora mismo...

Nicasia dijo...

Uy creo que ningún metro de los conozco es apto para minusvalidos y no hablemos solo de personas con movilidad reducida, el metro de Barcelona es un trampa mortal para invidentes. A mi también me desconcertó mucho que varios trenes pasaran por la misma vía, suerte que teníamos un buen guía. Yo me sentía totalmente incapaz de orientarme
Pero quitando ese detalle Londres es estupenda y tengo que volveer

Gabriel Knightley dijo...

¡Gracias por la crónica! ^^

De entrada, decir que me apunto la zona para futuras visitas. Cuando estuvimos nosotros, nos alojamos en la zona de Bloomsbury (al sur de Camden, y pegaditos al Museo Británico). Lo más cerca de Queensway que estuvimos fue al recorrer Bayswater, buscando la antigua casa del señor Barrie, y posteriormente, al pasarla en bus para ir a Portobello, si no recuerdo mal.

También a mí me ha extrañado lo de los olores y fallos del metro, claro que habiendo vivido siempre en ciudades sin tal servicio, igual es que me conformo con poco (o aquello de que todos los tontos tienen suerte, y no nos dio problemas :P). Si no fue esta vez, para la próxima te tienes que pasar por las estaciones cercanas a Marylebone, tan pintorescas con sus paredes ladrillo visto (y el detallito de las siluetas de Holmes por doquier). Dicho sea de paso, me has descubierto algo con eso de que la Oyster se puede devolver y te reembolsan el dinero, la mía me la quedé con vistas a volver pronto :P

Y la diversidad gastronómica es una gozada. No comimos mucho fuera, pero la primera comida (o cena, más concretamente) allí fue en Abeno, un japonés especializado en Okonomiyaki. Una delicia ^///^

¡Paso a la segunda parte de la crónica! :***

Alt (o Soniuca) dijo...

A mí no me huele a nada en concreto. Sólo me huele de manera diferente si acaba de pasar un camión grande y viejo echando humaredas desproporcionadas, o si paso junto a un jardín, o por un puesto de comida, ... Pero Londres en sí no me huele a nada.

Pero te ha molado demasiado y lo ves todo con buenos ojos, porque ni el tren son 30 min (son 45), ni el billete simple con Oyster es 1.60 (son 20p más), ni suelto son más de 3 libras (que son 4 redondas, un robo) y algunos trenes de los de techo cuadrado (los de las líneas más superficiales, como la District o la Circle) huelen a pis de manera permanente. Eso de las vaharadas a mí no me ha pasado, que en alguna ocasión no he tenido respiro en todo el viaje.

El té es espeso y muy oscuro si te lo hacen así. Los ingleses de la resi se lo hacen marrón clarito, y con la nube de leche que le echan queda casi blanco. Éstos se hacen el breakfast tea, casi todos de Twinings.

En las estaciones sí hay escaleras mecánicas, pero para las líneas menos superficiales. La Central, la Piccadilly, la Victoria, la Jubilee, ... Éstas necesitan todas escaleras mecánicas y cualquier estación (salvo quizá Knightsbridge) en la que cojas un tren de estas líneas tendrá una, dos (o hasta tres) tandas seguidas de escaleras mecánicas. Lo que no tienen es acceso a discapacitados, pero es que algunas estaciones son antediluvianas. Fíjate en el plano del metro que las más alejadas (las de construcción más reciente) tienen muchísimas el simbolito. Y están poniéndolo todo en obras para mejorarlo. Supongo que terminen haciendo con todas las estaciones del centro lo que con Westminster, que está entera reformada.

I love London Underground! Este domingo a media tarde se ponen de huelga hasta el lunes por la mañana con el caos que esto va a suponer para los trabajadores de la City! Pero viva el metro! La línea Circle no funciona los fines de semana de aquí a no se sabe cuándo y entre semana tiene una frecuencia de vergüenza (puedes fenecer de viejo esperando al siguiente), y la estación de Blackfriars va a estar un año cerrada! Pero que viva, que viva! En cualquier momento va a nevar y las líneas menos profundas van a tener que cancelar su actividad dejándome incomunicada en las majestuosas y residenciales tierras de South Kensington! Toooma! Metro de Londres: Todo ventajas xD. Hala, ya lo he dicho.

Alt (o Soniuca) dijo...

A mí no me huele a nada en concreto. Sólo me huele de manera diferente si acaba de pasar un camión grande y viejo echando humaredas desproporcionadas, o si paso junto a un jardín, o por un puesto de comida, ... Pero Londres en sí no me huele a nada.

Pero te ha molado demasiado y lo ves todo con buenos ojos, porque ni el tren son 30 min (son 45), ni el billete simple con Oyster es 1.60 (son 20p más), ni suelto son más de 3 libras (que son 4 redondas, un robo) y algunos trenes (no todos) de los de techo cuadrado (los de las líneas más superficiales, como la District o la Circle) huelen a pis de manera permanente. Eso de las vaharadas a mí no me ha pasado, que en alguna ocasión no he tenido respiro en todo el viaje.

El té es espeso y muy oscuro si te lo hacen así. Los ingleses de la resi se lo hacen marrón clarito, y con la nube de leche que le echan queda casi blanco. Éstos se hacen el breakfast tea, casi todos de Twinings.

En las estaciones sí hay escaleras mecánicas, pero para las líneas menos superficiales. La Central, la Piccadilly, la Victoria, la Jubilee, ... Éstas necesitan todas escaleras mecánicas y cualquier estación (salvo quizá Knightsbridge) en la que cojas un tren de estas líneas tendrá una, dos (o hasta tres) tandas seguidas de escaleras mecánicas. Lo que no tienen es acceso a discapacitados (tienen diez o veinte escalones, treinta a lo sumo si me dices Liverpool St Station, por ejemplo), pero es que algunas estaciones son antediluvianas. Fíjate en el plano del metro que las más alejadas (las de construcción más reciente) tienen muchísimas el simbolito. Y están poniéndolo todo en obras para mejorarlo. Supongo que terminen haciendo con todas las estaciones del centro lo que con Westminster, que está entera reformada.

Alt (o Soniuca) dijo...

Por cierto, hablando del metro:

I love London Underground! Este domingo a media tarde se ponen de huelga hasta el lunes por la mañana con el caos que esto va a suponer para los trabajadores de la City! Pero viva el metro! La línea Circle no funciona los fines de semana de aquí a no se sabe cuándo y entre semana tiene una frecuencia de vergüenza (puedes fenecer de viejo esperando al siguiente), y la estación de Blackfriars va a estar un año cerrada! Pero que viva, que viva! En cualquier momento va a nevar y las líneas menos profundas van a tener que cancelar su actividad dejándome incomunicada en las majestuosas y residenciales tierras de South Kensington! Toooma! Metro de Londres: Todo ventajas xD.

Hala, ya lo he dicho.

Selerkála dijo...

Inevitablemente con lo de los olores, me he acordado del "bueno" de Sweeney Todd...jeje

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